Cerrando el 2006

A esta altura del año suele hacerse un balance, una suerte de reflexión acerca de lo vivido en el transcurso de los últimos 12 meses. Ese tipo de cavilaciones creo que son muy personales y no tendría ningún sentido para mí andar posteándolas acá, por lo que decidí hacer algo diferente.
Empecé este blog en julio (oh! Julio César, siempre guiando mis pasos, maestro...) y desde ese entonces leí muchos otros blogs y montones de post. Fui creando tímidamente mi lista de links a los blogs que más frecuento, y el año se cierra con 8 personalidades que no quiero dejar de recomedarles.
A veces la gente entra a un blog y hace un ta-te-ti y elige un nombre al azar y va navegando por la vida sin ton ni son, sin rumbo... ¡y está muy bien! Pero a veces también uno se pierde de grandes cosas por una cuestión meramente azarosa.
Lo que hice entonces, en esta oportunidad, es una selección de los textos que más me gustaron de estas personas... y aclaro que la subjetividad con la que elegí 3 post de cada uno, hace de este listado algo absolutamente arbitrario. Es decir, si bien tengo mis razones, no puedo ponerme a explicar por qué elegí lo que elegí, pues cada uno implica algo diferente y terminaría escribiendo algo larguísimo que nadie leería (de hecho, la extensión de esto ya me está alarmando... pero como es el último del año...). Digamos que es un ‘ranking’ personal, pero los invito también a votar, a opinar y a recomedar todo lo que quieran.
Por último, como prácticamente todo blog tiene una alta cuota narcisista, hice lo propio con mis textos, jé. Ojalá tengan tiempo y ganas de darle una leída a estos links que acá les dejo, considero que no tienen desperdicio. Gracias a sus autores (los puse en estricto orden alfabético pues no hay aquí favoritismos) por entretener mis pupilas durante estos 6 meses.

Ary: O mais grande du Parque, Siempre perdidos, Me duele, y mi foto preferida de Lars: Amasando.

Cerebro Magnético: De los tratos, Amigos, Ponele voluntad.

Cuni: Una mujer engañada, Rebelde, Iris humano-iris mecánico.

Laura A.: Mensaje en una botella II, Entre tangos, Toda orientación presupone...

Microcosmos: Ánimos, Matriz de divorcio, Brilla la borla roja de la tercera rama.

Psicodélica Star: Meme Musical, A la bin a la ban a la bin bon ban, De buenas intenciones...

Ramiro: Palabras parientes, Más inventos, Ah no.

Wakefield: El problema final, Tántalo, Mnemotecnia.

Yo: Soler, Una cuestión lingüística (más la II y III parte), ...àlla arap yov oY

¡Hasta el año que viene, gente!

Enriquecer

—Che, ¿te enteraste de que Mario enriqueció de un día para el otro?

—¿Se ganó la lotería?

—No, no, se volvió Enrique, así, de golpe.

And so this is Xmas

Hace varios años ya (1969), John y Yoko hicieron una importante campaña por la paz en época de Navidad. Hoy también hay guerra, también hay Navidad, también hay Yoko, pero no hay John y mucho menos una campaña por la paz. Me parece que perdimos en el camino la mejor parte...
Rescato entonces del olvido aquella frase que acompañó la idea de Lennon: “La guerra ha terminado (si tú quieres)”*, y que también formó parte de una de sus bonitas canciones (“Happy Xmas”).

* Ya en otra ocasión hice referencia a esta frase (véase: Déjà vu).


En fin, mi espíritu navideño es prácticamente nulo en esta oportunidad, aunque no sabría decirles muy bien por qué. Quizás sea porque cada vez más todo me resulta excesivamente capitalista y superficial, sin sentido, y porque además me fastidia un poco la extraña locura que hace aflorar en la gente.
No sé, en mi fuero (o en mi ‘adentra’) íntimo, en alguna parte de mí, creo que aún celebraré un mínimo ápice de la Navidad, quizás un resto de aquella fantasía de infancia que espera regalos, quizás un recuerdo nostalgioso... pero no siento estar festejando nada que hoy me genere alegría, sino que el festejo es apenas un reflejo de otros tiempos, uno que ya se desvanece.
Me queda entonces la duda acerca de esta misteriosa sensación. ¿Será que en estos últimos años me volví espantosamente realista y así perdí la ‘magia’ de la Navidad? ¿Será que la tradición navideña se desvirtuó bastante en los últimos tiempos? ¿Será algo muy evidente que sólo yo no estoy viendo? ¿Será que tengo que tomar más champagne y no cuestionarme tanto todo? ¡Yo qué sé!

¡Feliz Navidez y que la pasen lindo!

Coming soon

VOLVERÉ Y SERÉ

(mejor) BLOGGER

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Loco, muy loco para alguien a quien la numerología y algunas cifras le inspiran un enigmático respeto. El día en que vuelvo, miro mi perfil y el número de las visualizaciones del mismo me sorprende doblemente: por un lado por la cifra alcanzada, por otro lado por lo redondamente exacto del 1000. Gracias por estar de aquel lado.

In memoriam Aixa

El 12/12/03, hace tres años, me tocó despedirme para siempre de ella, la dobermann que tantos momentos compartió conmigo. Mi perra era muy importante para mí... y entiendo que para algunas personas las mascotas no son gran cosa, pero déjenme decirles (otra vez) que mi perra era muy importante para mí.
Todo lo que me dio y cuanto yo le di a esa negrurita con patas durante los 12 años que nos hicimos compañía, todavía evocarlo hoy me conmueve hasta el borde de las lágrimas. Adonde yo iba, ahí estaba ella, con su elegante porte, su brilloso pelo y su alegría de vivir.
La compró mi hermano unos días después de que yo cumpliera 12 años; por lo que había convivido con ella, para el momento en que murió en mis brazos, la mitad de mi vida. Creo que no es necesario que les diga que la extraño terriblemente.
¿Les digo ‘dobermann’ y se imaginan una bestia asesina? Mi perra era más buena que Lassie, Flipper y Bambie juntos, la apariencia era lo único que podía llegar acaso a inspirar respeto o temor. Y agradezcan que carezco de tiempo, que si no les empiezo a contar mil y un anécdotas de nuestras andanzas.

Vadita, aunque ya no físicamente, sigo yendo con vos a todas partes, y estás en cada rincón de la casa, y en cada rincón de mi memoria, visitándome en recuerdos y sueños con esa eterna complicidad que caracterizó nuestra relación, esa que hace que te escriba hoy unas poquitas palabras a modo de recuerdo sin que me importe que alguno diga “mirá qué idiota, le escribe a un perro”. Te extraño mucho.

C.

Debí haber posteado esto el día 12/12, pero la falta de tiempo que aduje (y seguiré aduciendo hasta el 21/12) hizo que la cuestión se demorara 3 días. Curiosamente, en este último trimestre del año, siento que el Nº 3 me persigue un poco y todo adquiere tintes místicos y cabuleros... ya se me va a pasar. De todas formas, y como quien no quiere la cosa, yo que uds. le juego unos pesitos al #3.

Es así de triste

No carezco de estupideces a escribir y contarles, lo que me falta es tiempo. Lo siento mucho.

Lo que no sé es qué siento más, si lo primero o lo segundo.

Barrilete (no necesariamente ‘cósmico’)

Sé al menos de otra persona (Laura) que siente lo mismo que yo cada vez que ve un barrilete flameando en las alturas. Me pregunto si a alguno de ustedes le pasa algo similar y, en caso afirmativo, si alguien es capaz de explicar el motivo.


Es muy difícil dar cuenta de la sensación que me producen porque ciertamente me gustan los barriletes pero, al mismo tiempo, me generan una suerte de tristeza mezclada con un ‘qué sé yo’ que me sume en una honda melancolía.
Tengo mi hipótesis personal al respecto, pero realmente quisiera saber si hay más personas con este sentimiento semi-tristón o bien si Lau y yo deberíamos trabajar en alguna terapia este (otro) conflicto de infancia no resuelto: ‘Síndrome de Tristeza Barriletal’.
A mi STB, le debo agregar además un ‘extra’: la misma sensación pero no ya visual, sino auditiva. Hay una canción de Divididos (“Spaghetti del Rock”, tam-bién entonada por Fabiana Cantilo) que dice en su estribillo: “Remontar el barrilete en esta tempestad / sólo hará entender que ayer no es hoy / que hoy es hoy, que no soy actor de lo que fui”.
¿Cómo explicarles el vuelco/placer/vacío que me hace sentir sin ni siquiera saber muy bien por qué?

Memoria morfológica

Inconsciente e indefectiblemente, desde hace algunos años ya, la relación que se establece en mi cerebro es directa e instantánea: cada vez que te veo, recuerdo que ‘satisfacer’ es un verbo irregular... con toda la razón del mundo.

Librog de quejas

A SU DISPOSICIÓN

Existe un gran número de personas —en particular de nacionalidad argentina— que posee una marcada tendencia a la queja. Veo con frecuencia gente rezongando por ahí por tal o cual cuestión, a veces por pavadas, a veces por cosas realmente importantes.
Lo cierto es que a veces uno pareciera sentir la necesidad de proferir o dejar asentada en algún lado alguna inconformidad, las más de las veces sin esperar necesariamente que alguien esté escuchando o vaya a preocuparse por solucionar el tema.

¿Te molesta que los subtes/trenes estén hasta las tetas a la mañana cuando vas a laburar? ¿Tu vecino/a tiene cara de O.G.T.? ¿Te fastidia que Confessore no acierte una cuando de pronosticar el clima se trata y, no obstante, siga teniendo el coraje de dar la cara(dura) día a día? ¿Te jode que haya blogs —como éste— faltos de buenas ideas?
Acá tienen un espacio para la catarsis y/o para juntar adeptos y cambiar el mundo. Vayan a los commentaria y quéjense de lo que quieran con absoluta tranquilidad y comodidad, sus quejas son bienvenidas.

Psicodélico estar

Por una de esas extrañas vueltas de la vida, te conocí hace ya 3 meses, en nuestra primera noche de circo beat. Rememorar ese momento y los sucesos subsiguientes hacen que quiera dedicarte hoy estas palabras.
Desde un principio pusimos las cartas sobre la mesa y, de alguna forma u otra, aceptamos jugar con y a pesar de las pesadas reglas. Quizás pocos entiendan en qué consiste propiamente nuestro ejercicio lúdico; digamos que es un carpe diem con un psicodélico estar, un día a día en el que mágica(y misteriosa)mente convivimos lo mejor posible y jugamos nuestros juegos de palabras, de música, de mente y psicodelia...
Cada vez que queremos y/o podemos, nos evadimos a esa otra dimensión donde no hay ya corazones solitarios (apenas los del ‘Sgt. Pepper’ o ‘Eleanor Rigby’) y donde prima algo esencial: la risa, la tuya, la mía. Después, una cosa u otra siempre hace que volvamos de alguna forma los pies a la tierra; idas y vueltas que poco a poco distorsionan cada vez más la realidad.
Gracias por acompañarme en esos ascensos y descensos, por cada momento compartido a lo largo de estos 3 meses, por este psicodélico estar que nos regalamos mutuamente a pesar de los límites, los miedos, la incertidumbre; gracias por decidir arriesgarte a jugar un juego en el que no hay a ciencia cierta ganadores y afrontarlo con una sonrisa.

Diciembre

Llegó el último mes del año nomás, el de la época de exámenes, en el que todos los amigos quieren reunirse para brindar y despedirlo, el de las fiestas, el del balance, el de la tristeza y la alegría existencial.
Ya pronto los comerciales nos aturdirán con idioteces de toda índole, los negocios aprovecharán la ocasión y el ciclo anual se cerrará antes de que logremos reaccionar del todo. Ánimo, si sobrevivimos 11 meses, quizás tengamos la fortuna de resistir uno más, ya se verá luego qué nos depara el 2007.

Bueno... hecha esa burda introducción, paso ahora a hacer mi breve referencia al mes en cuestión. Apenas un bocadillo etimológico para afrontar con cultura los 31 días que nos quedan por delante:
El calendario romano, originalmente dividido en 10 meses, consistía en una suerte de numeración. Así, por ejemplo, el 5º mes se denominaba quintilis, el 6º sextilis, el 7º septembris, el 8º octobris, el 9º novembris y el 10º decembris (siendo la terminación -bris algo relacionado con la época de siembra, no voy a entrar en detalles).
Luego vino uno de los ‘grandes grandes’, Julio César, y dispuso que el año tuviera 12 meses (agregó enero y febrero) y se auto-dedicó el mes en que nació (muy bien hecho, maestro, usted sabe que lo admiro a pesar de muchas cosas). A su sobrino Augusto luego le sería otorgado el mes siguiente.
Pues bien, aquí viene la perlita: ‘dicen’ que cuando Augusto notó que el mes de Julio tenía 31 días y el suyo sólo 30, ordenó sacarle un día a otro mes (febrero, claro está) y ponérselo al propio.
Ya lo decía Obélix: “Estos romanos están majaretas”... pero cómo influyeron, che, ‘me cacho en diez’... en decem, en diciembre, bah, que era en definitiva de lo que les quería escribir.