julio 09, 2009

Pasión de julio

Quienes me conocen mucho mucho mucho, lo saben. No se trata de un secreto, pero por algún motivo —y ciertamente no es vergüenza— no es algo que ande gritando a viva voz (ni a muerta voz). Por eso mismo me pregunté si acaso hay alguna persona cercana a la que le pase como a mí. Sin embargo, algo me dice que no: que, si bien hay —y mucha— gente a la que le gusta, no se trata del grupo de gente que me rodea cotidianamente.

Algo similar me pasa con la Fórmula 1, la mayoría de mis conocidos me dice “¡qué embole!”. Aunque afortunadamente tengo al menos dos compañeros con quienes podría llegar a comentar algo al respecto en caso de encontrarnos. Psicodélica star hace un esfuerzo impagable por ver conmigo las carreras (que —dicho sea de paso— este año son realmente aburridas. Es el peor campeonato que vi en mi vida, ojalá este domingo algo cambie al menos mínimamente), pero la verdad es que lo hace por amor, no porque le interese demasiado la cosa (de cualquier forma, gracias por quererme tanto).

Desde hace varios años, el Tour de France es mi pasión de julio, y la macana es que me pierdo las carreras durante la semana, ya que corren justo en mi horario laboral, y encima después me cuesta enganchar algún resumen potable. Ergo, sólo puedo disfrutarlo los fines de semana, con suerte. Y hoy. Feriado, glorioso feriado. Como no tuve con quién comentarlo, entonces al menos le dedico este post.


La etapa de hoy estuvo BUENÍSIMA, con lluvia, caídas y todo. Y el público español se “re-portó” (sí, es el Tour de France, pero pasan por España). Mientras veía el carrerón y cómo alentaba la gente, pensaba: “Si alguna vez llego a estar en Europa durante el mes de julio, no me pierdo el Tour de France por nada del mundo”. Ya les contaré cuando haya cumplido mi promesa.