In memoriam Aixa

El 12/12/03, hace tres años, me tocó despedirme para siempre de ella, la dobermann que tantos momentos compartió conmigo. Mi perra era muy importante para mí... y entiendo que para algunas personas las mascotas no son gran cosa, pero déjenme decirles (otra vez) que mi perra era muy importante para mí.
Todo lo que me dio y cuanto yo le di a esa negrurita con patas durante los 12 años que nos hicimos compañía, todavía evocarlo hoy me conmueve hasta el borde de las lágrimas. Adonde yo iba, ahí estaba ella, con su elegante porte, su brilloso pelo y su alegría de vivir.
La compró mi hermano unos días después de que yo cumpliera 12 años; por lo que había convivido con ella, para el momento en que murió en mis brazos, la mitad de mi vida. Creo que no es necesario que les diga que la extraño terriblemente.
¿Les digo ‘dobermann’ y se imaginan una bestia asesina? Mi perra era más buena que Lassie, Flipper y Bambie juntos, la apariencia era lo único que podía llegar acaso a inspirar respeto o temor. Y agradezcan que carezco de tiempo, que si no les empiezo a contar mil y un anécdotas de nuestras andanzas.

Vadita, aunque ya no físicamente, sigo yendo con vos a todas partes, y estás en cada rincón de la casa, y en cada rincón de mi memoria, visitándome en recuerdos y sueños con esa eterna complicidad que caracterizó nuestra relación, esa que hace que te escriba hoy unas poquitas palabras a modo de recuerdo sin que me importe que alguno diga “mirá qué idiota, le escribe a un perro”. Te extraño mucho.

C.

Debí haber posteado esto el día 12/12, pero la falta de tiempo que aduje (y seguiré aduciendo hasta el 21/12) hizo que la cuestión se demorara 3 días. Curiosamente, en este último trimestre del año, siento que el Nº 3 me persigue un poco y todo adquiere tintes místicos y cabuleros... ya se me va a pasar. De todas formas, y como quien no quiere la cosa, yo que uds. le juego unos pesitos al #3.