junio 19, 2008

Días de juego

Cuando terminó la primaria, allá por 1982, uno de mis hermanos partió solito rumbo a EE.UU. para estudiar inglés y visitar a nuestros familiares asentados en el Norte. Luego de un par de meses, habría de regresar con la voz cambiada y algo que modificaría nuestra existencia.
Yo tenía 7 años; mi hermano, 13 (por algún motivo siempre tuvo esa costumbre de llevarme 6 años) y todavía guardo en mi mente la imagen de mi hermano abriendo flor de bolso con una ansiedad que poco después habría yo de comprender: había traído una Commodore 64, nuestra primera computadora.
Recordamos aquella máquina con un cariño que por poco no nos pianta lagrimones. Recuerdos de infinidad de momentos compartidos y competidos. Bien sabemos que fueron muchas las horas que le dedicamos de nuestras vidas, si bien nunca dejamos de hacer nuestras tareas ni de jugar al aire libre ni nada de eso... no nos convertimos en nerds computadoriles ni tuvieron que mandarnos a un psicólogo (no por la compu al menos). Pero hubo un antes y un después de esa C64 y eso nadie puede negarlo.
Aquella máquina puso a Gastón en el escenario. ¿Quién era Gastón? Un muchachín de anteojos (tirando un poco a nerd, por qué negarlo), un año mayor que mi hermano, que estaba copado con el incipiente auge de la computación (quizás él sí vislumbró un lado oscuro de aquel nuevo vicio). Gastón sería nuestro programador y distribuidor de jueguitos.
Otro recuerdo de mi infancia es la imagen de Gastón llegando con una pila de diskettes y disponiéndose a tipear una larga lista de cosas con la ayuda de mi hermano. Yo tenía que esperar a que cargaran el juego... y que se cansaran de jugar. Entonces era mi turno.
Los resabios de aquella época son varios. Mi hermano fue desde entonces un fanático de la tecnología. Gastón se dedicó a la computación y de eso vive allá por Colombia (cada tanto me lo encuentro en el MSN y nos ponemos al día). Mi hermano y Gastón compartieron una larguísima amistad hasta que los kilómetros tuvieron que distanciarlos. Gastón fue/es un hermano más. Y los tres tenemos una marcada devoción por los jueguitos.
Ahora bien, los otros días, en que me bajé el emulador de C64 y me di un panzazo de nostalgia en soledad, me di cuenta de algunas cosas de aquella época que hicieron a nuestras personalidades. No voy a entrar en detalles porque ya bastante personal —y largo— está quedando este post, sólo diré lo siguiente: yo no podía molestarlos (so riesgo de quedarme sin oportunidad de tocar la compu) y debía esperar pacientemente y en silencio; no obstante, no me aburría, sino que aprendía de lo que veía y escuchaba (y entendía). Tras observarlos jugar, cuando finalmente llegaba mi oportunidad, como debía aprovecharla, muchas veces mi performance jugadoril los dejaba boquiabiertos (y no faltaron veces en que me pidieron que les pasara algún nivel, jé).
El asunto es que, por muy pichi que yo haya sido, mi hermano y yo pudimos disfrutar de nuestra mutua compañía y divertirnos a lo grande, de igual a igual, compitiendo sanamente por obtener el puntaje más alto en el Bruce Lee, en el Spy vs. Spy, en el Wizard of wor, en... (suspendo la lista por lo extensa y nostálgica).
Me gustan los jueguitos, ya lo he dicho en otra oportunidad. Lo que me faltó agregar es que me gustan mucho más cuando son compartidos. De ésos el recuerdo será siempre más grato. Las horas pasadas con Alber en Sacoa, o con Tomás disfrutando del Grim Fandango, de Tintín y de varios video juegos, el despunte del vicio con Psicodélica de carreras, Bejeweled 2 y Lethal Weapon 3 son ejemplos y simples imágenes que me llenan de satisfacción. Una parte de la razón es lo que intenté plasmar con estas palabras.

8 Comments:

At 21/6/08 11:21, Blogger Tomás Grounauer said...

Te olvidás de que a fuerza de gastar mucha plata en fichines, una vez terminamos el Jurassic Park en una sala de videojuegos de Cabildo.
Pero mi mejor recuerdo es cuando jugábamos al Grim Fandango en tu compu, esos personajes alucinantes y situaciones descabelladísimas que íbamos descubriendo a medida que avanzábamos. Tardamos mucho tiempo en terminarlo y al final lo hicimos con ayuda de Internet adonde buscamos las claves para pasar algunas pantallas.

De la Commodore (yo tenía la 128) me acuerdo de varios juegos: Henry's House, Manic Mansion, Zak McCraken, Kung Fu Master, Ye ari Kung Fu, Football manager, Skate or die... Había uno mortal de fútbol que se llama "Peter Shilton handball Maradona".

Muchos de ellos hoy están en versión emulada (seguramente bajaste el paquete MAME), incluso juegos de video mucho más viejos que los de Commodore, como el Asteroids, el Space Invadaders original, el Moon Patrol, verdaderos antepasados de los juegos actuales. A mí también me encanta jugar a los juegos de video, algunos tienen una mística y un atractivo inexplicable.

 
At 21/6/08 20:40, Blogger Wakefield said...

Me emocionó, Carpe. Yo también tuve una Commodore 64 en mi infancia y cada tanto uso el emulador.

Más de una vez quise escribir al respecto en mi blog, pero siempre me faltaron fuerzas. Es así de serio el asunto.

Le mando un abrazo.

PD: Buen gusto, además: Wizard of Wor en modo 2 player era lo mejor de lo mejor. ¡Saludos!

 
At 22/6/08 15:29, Blogger Psicodélica star said...

Te amo.

 
At 23/6/08 08:17, Blogger Minombresabeahierba said...

Uy la Commodore 64,cuanta nostalgia! en ese año trajimos una IBM PC usada de USA (antecesora de la IBM XT y dela IBM AT, recuerdo que habia que ponerle una placa de video y nadie de IBM Argentina sabia ya que solo se existian aqui 3 ó 4 de las IB grandes (UBA, CNEA y Ministerio de Bienestar Social. Hasta me acuerdo que las placvas se llamaban Hercules y Paradise, e instalarlas con el manual cito fue toda un odisea. un abrazo

 
At 23/6/08 16:12, Blogger EnLaOscuridadDeLaNoche said...

Yo aún recuerdo aquel Spectrum, y como tú esperar pacientemente a que mis hermanos tuvieran a bien dejarme tocarle un rato... y encima ¡el ordenador estaba en mi habitación!
Besos.

 
At 27/6/08 22:35, Blogger Carpe diem said...

Tomás: Por supollo que no olvido esa tanda jurásica. Y de tu enumeración C64, recuerdo con cariño Manic Mansion, y Kung Fu Master, además de Los Goonies, Mission elevator y el Paperboy. Saludo lúdico.

Wakefield: ¡Qué bueno tenerlo de vuelta! Actualmente mi blog está en un estado decadente por cuestiones laborales varias, pero espero también pronto volver con mejores productos. Y sí, el Wizard of wor, junto con el Spy vs. Spy, creo que era de lo mejorcito para 2 jugadores. Saludos.

Psicodélica star: Yo también :-)

Mi nombre...: Esos manuales, por Dios! Y hace unos meses encontré en casa, lleno de polvo, uno de Basic, jé. Qué nostalgia, sí. Cariños.

En la oscuridad: Ay ay ay, estos hermanos... pero no me digas que no aprendiste a ser paciente. Ah, no? Te convertiste en un ser sumamente ansioso? Entonces puede ser culpa de tus hermanos :-P

Saludos juguetones.

 
At 27/6/08 23:52, Blogger Nico said...

Yo empecé a los 6 o 7 también, pero con una 286 monocromática. Desde entonces, no podría precisar todas las pecés y los juegos que en ellas desfilaron por mi vida. Lamento –pero a veces no tanto– haber abandonado la costumbre de dejarme enviciar por esos universos de los que podía sentirme partícipe.
Buen post. Me trajo lindos recuerdos.

 
At 2/7/08 21:29, Blogger Carpe diem said...

Me alegro de que te haya traído lindos recuerdos, Nico.
Y dejate enviciar nuevamente por los jueguitos, daaaaaaale :-)
Saludos

 

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