enero 08, 2008

¿Y la aguja?

Si la palabra es el hilo del pensamiento, pues tendré que reconsiderar el cursito de corte y confección.

7 Comments:

At 8/1/08 22:29, Blogger Xuravet said...

y si es el "hilo conductor", habrá que considerar uno curso de electricidad.
Saludos.

 
At 9/1/08 09:20, Blogger Fodor Lobson said...

un zurcidito y un remiendo en mi cabeza no vendrían mal.

 
At 9/1/08 11:07, Blogger Unknown said...

Con una máquina de coser hacés más rápido y te queda parejito parejito...

 
At 10/1/08 05:30, Anonymous Anónimo said...

hace dos días que vengo pensando algo gracioso para agregar.

me rindo.

vengo entonces a decir solamente que me dio mucha risa.

abrazos!

 
At 10/1/08 13:35, Blogger Psicodélica star said...

Me pasó lo mismo que a Ramiro.

Vengo entonces a cantar solamente "Arroz con leche me quiero casar, con una señorita de San Nicolás, que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar".

Beso bordado

 
At 12/1/08 16:15, Blogger Carpe diem said...

Xuravet: Ay ay ay, ya son muchos cursos, che. Con razón es tan difícil pensar :-)

Fodor Lobson: (Vamos todos) Necesito alguien que me emparche un poco y que limpie mi cabeza... (Dígame que se la sabe a pesar de sus orígenes europeos).

Ary: Ciertamente, pero para maniobrar esa bendita máquina necesito otro curso, un master directamente.

Ramiro: A todos nos pasa, a veces perdemos el hilo (¡cuak!) o no encontramos bocadillo (¿tendrá que ver con el dobladillo?). Igual es grato saber que produjo algo en el otro.

Psicodélica star: Te digo entonces lo mismo que a Ramirou. Y que me parece que la viudita de San Nicolás no sólo era lesbiana, sino también una de las precursoras del matrimonio gay. En fin, ¿sabés bordar también?

Saludos, gente, me voy a coser un botón.

C.

 
At 13/1/08 21:40, Blogger Begonia Loverraine. said...

#♀♪☼♀♪♀☼♫↕♫♀#►☼#♂♀♂♀#♦♫☼◄↕##!!!!!!!!! Me pinché el dedo con la aguja!!

Yo paso a confirmar qué sí, la guglié (Ay! otra vez) y sí, Jacinta M. la famosa costurera de San Nicolás, ex esposa del capitan Von Trap-o, aun mucho antes de que este muriera a fines del siglo XVII, mantuvo un clandestino y apasionado romance con Ignacia A. una poco afortunada bailarina,actriz,escritora, artista plástica, dicen que también tocaba armónica, caja china y cantaba.

Paso a contarles la historia:

Parece ser que ambas mujeres se conocierón en una arbitraria fiesta organizada por la monarquía absoluta de Carlos XDVD, donde Jacinta acompañó a su esposo Von, e Ignacia fue convocada para entretener al público a pedido del rey que ya hacia un par de años gozaba periódicamente de las aptitudes artísticas de la bailarina (...y demás). De hecho Ignacia era muy festejada por los alrredores del trono.
Cuentan que en cierto momento al inicio de la fiesta, fue llamada la atención de los invitados hacia una pequeña parte del salón que mostraba una cortina gris oscura.
El mismo Carlos, que en estas ocaciones particulares pedía ser llamado Charles, miró a todos, levantó una copa con la mano derecha y con la izquierda tomó el borde de la cortina y anunció "Pa vosotros, a tu salud Manuela!"
y corrió la tela.
Apareció Ignacia de espaldas, agachada y envuelta en telas de colores vivos, una de esas telas envolvía su cabeza, de color violeta (la tela). Comenzó a escucharse un sonido de golpes, una lenta y desordenada percusión que creció hasta convertirse en ostinato, al mismo tiempo las telas se movian cada vez más veloces como lo harían puestas al viento. De pronto paró todo, la percusión y el baile de las telas. Los invitados se miraron entre ellos.
Jacinta no. Ella se encontraba apartada tras una mesa picando lo que encontraba y prestando poca o ninguna atención al espectáculo, estas fiestas la aburrían mal. En medio de aquel silencio y sin percatarse del resto del mundo, Jacinta divisó en la mesa vecina una fuenta repleta de un postre que le encantaba, arroz con leche y jugo de limon. LLena de alegría, ansiedad y con los labios húmedos de baba, se encaminó hacia dicho alimento pero antes de llegar a dar el segundo paso, el borde de su vestido, cortado, confeccionado y bordado por ella misma, se enganchó en uno de sus zapatos haciéndola tropezar y dando de cara a la fuente de arroz.
"¡Josefa!" dijo el capitan Von, "¡Jacinta!", lo corrigió su esposa mientras se limpiaba la cara con una servilleta de tela y se acomodaba el vestido. "No a pasado náaa, seguid mirando a ...". Por primera vez Jacinta mira el escenario donde en medio del silencio, Ignacia aun de espaldas se había puesto lentamente de pie, había dejado caer la tela violeta de su cabeza y había comenzado una danza al ritmo de las respiracióne ajenas. Al sonido del impacto de la cabeza de Jacinta dentro de la fuente, detuvo su baile quedando inmovil. Segundos despues la voz de una mujer desconocida le hace girar inevitablemente hacia el público. Las miradas se chocan al mismo tiempo que la bailarina completa la frase "...a Ignacia".
Ignacia cruza las piernas, y levanta la cara y los brazos al techo preparándose para continuar la danza. El rey chasquea los dedos y la banda comienza a tocar. Jacinta se acerca. No quiere perder detalle de esta mujer. La observa largo rato, le recorre cada milímetro de cuerpo, busca su mirada pero al encontrarla, la esquiva. La esquiva una vez, dos veces, a la tercera ya no. Ni un solo invitado da cuenta de este intercambio de miradas entre ellas.
Sin dejar de bailar, Ignacia levanta la tela fucsia que cubre su pecho y esconde tras ella su cara para poder mirar a Jacinta que está junto a la cortina.
Parece ser que Ignacia, intenta decir algo a Jacinta, Jacinta solo ve que la bailarina escondida bajo esa tela la mira y mueve sus labios. Ignacia simula un paso de baile, se agacha y recoge una tela amarilla con la que juega dibujando en el aire así logra llegar a Jacinta y le pregunta:
-¿Eres la costurera?
-Sí.
-Hazme un favor, entonces, bordad tu lengua en mis telas.
-¿Qué?
-Bordad en mis telas tu lengua romance.
-Traedlas a casa.

Nada, parece que así nació la cosa, luego de un tiempo Jacinta queda viuda y es presentada a infinitos candidatos, guapos por cierto a sus ojos (oscuros como los su amada), pero los rechaza a todos.
-Si pudiera volverme a casar...
-Sí, ya se- interrumpe Ignacia que lleva puesto un vestido hecho de retazos, y con un poema bordado- ¡venga! servid un poco más del postre que te canto algo. Lo acabo de escribir.
Ignacia toma la caja y comienza a golpearla interpretando un ritmo sencillo, alegre y fácil.
-Arroz con leche, me quiero glup!*-es interrumpida por una cucharada de este postre que le da Jacinta.
La canción continúa. La costurera de mientras borda un mantel nuevo y sin levantarse de la silla estira el pie y abre con él la puerta. Afuera las niñas juegan.

¿¿¿Vieron que sí era torta????

Cada madrugada se aprende algo nuevo.

Begonia.

* homenaje a Blanca Cotta.

 

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