noviembre 20, 2007

Capítulo II - Un nuevo panorama

Todo parecía normal. Pensaba, mientras tomaba mate de un yuyo con virtudes poco conocidas, que dejaba un gusto agradable y tornaba los colores más brillantes.
“¿Qué será de mi vida ahora que descubrí el gran engaño? Cata era un alma atormentada; ¿qué hacer para ayudarla?” —pensaba. La sentí agitarse intranquila, todo su cuerpo mullía. Decidí dejarla sola un rato mientras me tomaba la temperatura. La oí murmurar extrañas plegarias al tiempo que mi termómetro adquiría un color púrpura. Lo pensé mejor y fui a colocarme una pequeña pero firme sonda nasogástrica.
Yo no soy de hacer escándalo ni puchero, mas esta vez decidí hacer un guiso de chaupinelas. Empecé a preparar todo usando sólo la mano izquierda: era época de elecciones.
Ivonne y Perita eran mis tomates preferidos, los usé y obtuve una consistencia y sabor inusitados. Quizás el olor hizo que Cata reaccionara, note el lector que digo "inusitados" y Cata no dice nada. Pero los aromas le generan un cosquilleo en la parte de atrás del paladar.

Recientemente he notado que Cata pocas veces se percata de mis esfuerzos por ayudarla a desempolvar su oscuro pasado... de a poco voy descubriendo una serie de, bueno en fin, ¿para qué ahondar en esto?, lo importante es sacarla afuera, frotarla y masajearla. Ahora que estamos bajo el sol aprovechemos para matar este cadáver.
—¡No! —gritó ella— Quiero vivir.
—¡Pero estás completamente loca, mujer!
—Cata —dijo y me tocó una mejilla—, soy tu Cata.
Fue en ese momento cuando empecé a estornudar desaforadamente, como si tuviera alergia o sinergia. Cata miró mi rostro; recordé al barbudo estornudar y temí que mi barba creciera. Para mi sorpresa, teniendo en cuenta que soy lampiño, creció alarmantemente. Corrí hacia el espejo.
—¡CATA! —grité...
—Catástrofe, ése es mi nombre.

66 Comments:

At 20/11/07 21:57, Blogger Carpe diem said...

Capítulo III

 
At 21/11/07 02:03, Blogger Begonia Loverraine. said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿ALGUNA VEZ

 
At 21/11/07 19:33, Blogger EnLaOscuridadDeLaNoche said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA
¿Alguna vez LOGRARÍA ENTENDER DE QUÉ SE

 
At 21/11/07 20:05, Blogger Carpe diem said...

Capítulo III - “La extraña Cata”

¿Alguna vez lograría entender de qué se REÍA ELLA? POR MÁS QUE

 
At 22/11/07 15:34, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? por más que BUSCABA UNA RAZÓN, SOLO ESCUCHABA

 
At 22/11/07 21:50, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba UNA CARCAJADA SIN SENTIDO, VACÍA

 
At 23/11/07 13:53, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, OPRIMIENDO MI RAZONAMIENTO ANGUSTIANTEMENTE

 
At 23/11/07 22:18, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
YA HABÍA SIDO SUFICIENTE

 
At 23/11/07 22:46, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. ESPERÉ A QUE SE DURMIERA

 
At 24/11/07 01:17, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera PARA PODER PLANEAR MEJOR LO

 
At 27/11/07 18:43, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo QUE JAMÁS HARÍA. EL BAZAR

 
At 27/11/07 21:03, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar NO ACEPTABA DEVOLUCIONES NI CAMBIOS

 
At 28/11/07 13:32, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, EL SEÑOR BARBUDO ME PROPUSO

 
At 29/11/07 17:43, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso ENTONCES UN ALMACIDIO COMO SOLUCIÓN.

 
At 30/11/07 21:13, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un "almacidio" como solución. PROCEDER EN ESE SENTIDO PODRÍA

 
At 30/11/07 21:28, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría PROVOCAR UN CATACLISMO CATASTRÓFICO

 
At 1/12/07 16:09, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. LO HICE.
QUERIDA CATA: QUIERO

 
At 3/12/07 22:07, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

Querida Cata: Quiero QUE TE VAYAS, POR FAVOR

 
At 4/12/07 01:52, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor. APUNTE DIRECTO A SU CORAZÓN

 
At 4/12/07 14:45, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor. Apunté directamente a su corazón. ¿LAS ALMAS TIENEN CORAZÓN? , DUDÉ

 
At 5/12/07 23:28, Blogger Carpe diem said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé UN INSTANTE ANTES DE DISPARAR.

 
At 6/12/07 15:47, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. UN ESTRUENDO NOS ENVOLVIÓ. SILENCIO

 
At 6/12/07 16:52, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿TE CONOSCO?— DIJO UN CARACOL

 
At 6/12/07 19:02, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol QUE PASABA VELOZ E INESPERADAMENTE.

 
At 7/12/07 02:43, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—NO.
—AHA—DIJO.

 
At 7/12/07 17:46, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—no.
—AHA—dijo.
Y DESAPARECIO TRAS EL DROMEDARIO

 
At 8/12/07 00:23, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario QUE NUEVAMENTE SE HABÍA MOSTRADO.

 
At 8/12/07 17:02, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
CATA SOBRE EL PASTO, PARECÍA

 
At 10/12/07 13:37, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata sobre el pasto, parecía DORMIR PERO EMPEZÓ A DESVANECERSE

 
At 11/12/07 16:55, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata sobre el pasto, parecía dormir pero empezó a desvanecerse.
CERRÉ LOS OJOS PARA DESAPARECERLA

 
At 13/12/07 21:38, Blogger Carpe diem said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla COMPLETAMENTE... Y CUANDO LOS ABRÍ

 
At 14/12/07 13:41, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente...y cuando los abrí, ELLA, OTRA, ESTABA TIRADA SOBRE

 
At 14/12/07 16:43, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente...y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre LA HIERBA QUEMADA MIRANDOME FIJAMENTE

 
At 18/12/07 16:37, Anonymous Anónimo said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿QUIÉN ERA ESA MISTERIOSA MUJER

 
At 18/12/07 21:14, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿SERÁ UNA MANIFESTACIÓN CORPÓREA DE

 
At 19/12/07 03:23, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿será una manifestación corpórea de...
—HAS HECHO LO CORRECTO—INTERRUMPIÓ

 
At 19/12/07 16:39, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿será una manifestación corpórea de...
—has hecho lo correcto—interrumpió
-HE SIDO LIBERADA- RIÓ FRENETICAMENTE

 
At 19/12/07 21:53, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿será una manifestación corpórea de...
—has hecho lo correcto—interrumpió
—he sido liberada— rió frenéticamente. EN SU MANO EL CARACOL

 
At 20/12/07 20:21, Blogger Xuravet said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿será una manifestación corpórea de...
—has hecho lo correcto—interrumpió
—he sido liberada— rió frenéticamente. En su mano, el caracol EMANABA UNA LUZ PLATEADA QUE AUMENTABA

 
At 23/12/07 01:11, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿será una manifestación corpórea de...
—has hecho lo correcto—interrumpió
—he sido liberada— rió frenéticamente. En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡TAXI!— GRITÓ DE REPENTE.

 
At 23/12/07 22:43, Blogger Carpe diem said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡TAXI! —gritó de repente.
—NO HAY TAXIS POR ACÁ

 
At 29/12/07 21:02, Blogger Begonia Loverraine. said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá— EL CARACOL PESTAÑEÓ. LA MUJER

 
At 30/12/07 19:05, Blogger Carpe diem said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer SE RIÓ LARGAMENTE Y DESAPARECIÓ.

 
At 2/1/08 11:29, Blogger Begonia Loverraine. said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
DE VUELTA EN CASA COMENCÉ

 
At 3/1/08 04:57, Blogger Xuravet said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé A RECAPITULAR LO ACONTECIDO.

 
At 4/1/08 13:13, Blogger Begonia Loverraine. said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
PUSE LA PAVA. PENSÉ EN

 
At 8/1/08 13:32, Blogger Xuravet said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en TODO LO QUE HA SUCEDIDO

 
At 8/1/08 16:12, Blogger Begonia Loverraine. said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido, MI TÍA,EL TAXISTA

 
At 8/1/08 21:06, Anonymous Anónimo said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, EL BAZAR, EL BARBUDO

 
At 8/1/08 22:36, Blogger Xuravet said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, EL DROMEDARIO, EL TÉ HELADO,

 
At 9/1/08 15:32, Blogger Begonia Loverraine. said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, EL PASILLO, EL ESPEJO

 
At 10/1/08 13:38, Blogger Xuravet said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, LOS MANUS CHAOS, CATA

 
At 11/1/08 11:24, Blogger Begonia Loverraine. said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los ,manus chaos, cata, LA BOTELLA, LA PRIMERA VEZ

 
At 14/1/08 13:29, Blogger Xuravet said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los ,manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, EL MATE, EL ENGAÑO

 
At 16/1/08 22:17, Blogger Carpe diem said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los ,manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, el mate, el engaño, LA RISA Y EL DESCONCIERTO.

 
At 18/1/08 14:11, Blogger Xuravet said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, el mate, el engaño, la risa y el desconcierto.UNA SERIE DE PREGUNTAS SURGIERON

 
At 20/1/08 23:29, Blogger Carpe diem said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, el mate, el engaño, la risa y el desconcierto. Una serie de preguntas surgieron A LA ESPERA DE RESPUESTA.

 
At 21/1/08 13:04, Blogger Xuravet said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, el mate, el engaño, la risa y el desconcierto. Una serie de preguntas surgieron a la espera de respuesta. LA MÁS IMPORTANTE ERA ¿CUANDO

 
At 21/1/08 15:23, Anonymous Anónimo said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, el mate, el engaño, la risa y el desconcierto. Una serie de preguntas surgieron a la espera de respuesta. La más importante era: ¿Cuándo, DÓNDE Y CÓMO ENCONTRARÍA

 
At 22/1/08 18:24, Blogger Begonia Loverraine. said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, el mate, el engaño, la risa y el desconcierto. Una serie de preguntas surgieron a la espera de respuesta. La más importante era: ¿Cuándo, dónde y cómo encontraría UN FINAL FELIZ?
-DEME

 
At 22/1/08 19:35, Blogger Xuravet said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, el mate, el engaño, la risa y el desconcierto. Una serie de preguntas surgieron a la espera de respuesta. La más importante era: ¿Cuándo, dónde y cómo encontraría un final feliz?
-Deme UNA RESPUESTA USTED QUE LEE

 
At 24/1/08 15:43, Blogger Carpe diem said...

Capítulo III - LA EXTRAÑA CATA

¿Alguna vez lograría entender de qué se reía ella? Por más que buscaba una razón, sólo escuchaba una carcajada sin sentido, vacía, oprimiendo mi razonamiento angustiantemente.
Ya había sido suficiente. Esperé a que se durmiera para poder planear mejor lo que jamás haría. El bazar no aceptaba devoluciones ni cambios, el señor barbudo me propuso entonces un “almacidio” como solución. Proceder en ese sentido podría provocar un cataclismo catastrófico. Lo hice.

—Querida Cata: Quiero que te vayas, por favor.
Apunté directamente a su corazón. “¿Las almas tienen corazón?”, dudé un instante antes de disparar. Un estruendo nos envolvió. Silencio.
—¿Te conozco?— dijo un caracol que pasaba veloz e inesperadamente.
—No.
—Ahá— dijo. Y desapareció tras el dromedario que nuevamente se había mostrado.
Cata, sobre el pasto, parecía dormir, pero empezó a desvanecerse.
Cerré los ojos para desaparecerla completamente... y cuando los abrí, ella, otra, estaba tirada sobre la hierba quemada, mirándome fijamente.
¿Quién era esa misteriosa mujer?
¿Será una manifestación corpórea de...
—Has hecho lo correcto —interrumpió. —He sido liberada —rió frenéticamente.
En su mano, el caracol emanaba una luz plateada que aumentaba.
—¡Taxi! —gritó de repente.
—No hay taxis por acá.
El caracol pestañeó. La mujer se rió largamente y desapareció.
De vuelta en casa comencé a recapitular lo acontecido.
Puse la pava. Pensé en todo lo que ha sucedido: mi tía, el taxista, el bazar, el barbudo, el dromedario, el té helado, el pasillo, el espejo, los manus chaos, Cata, la botella, la primera vez, el mate, el engaño, la risa y el desconcierto. Una serie de preguntas surgieron a la espera de respuesta. La más importante era: ¿Cuándo, dónde y cómo encontraría un final feliz?
—Deme una respuesta usted que lee, BUSCO UN ALMA PARA MÍ.

 
At 24/1/08 15:45, Anonymous Anónimo said...

_____________________________

 
At 24/1/08 15:48, Blogger Carpe diem said...

Bueno, gente, creo que hasta aquí ha llegado esta odisea cadaverística. Una vez más, mil gracias por haberse enganchado en el juego. Me parece que salió algo interesante... y cada cual es libre de continuar esta historia si le place, no de a retazos, sino de un tirón.
Pero esos 3 primeros capítulos son nuestros, y nadie nos quita lo baila'o.
Saludos y hasta la próxima.
C.

 
At 27/1/08 16:55, Blogger Begonia Loverraine. said...

Esa!

Aguanten nuestros primeros 3!!!

Besos!

B.

 
At 28/1/08 19:16, Blogger Xuravet said...

3capitulosdel 2º cadaver... y vamos por más...
Saludos.

 

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