septiembre 20, 2007

Dulces recuerdos

Por algún vericueto de mi mente, hace unos días se deslizó un goloso recuerdo infantil. Vino a mí la imagen de mi padre colocando un glorioso paquetito de galletitas Manón en el bolsillo de mi guardapolvo antes de que me fuera a la escuela.
En aquella época (quizás alguno de ustedes también lo recuerde), las susodichas venían (además de en el clásico paquete) en porción petit, y es esto lo que estoy rememorando hoy: el paquetito de Manón en el cual cabían (si mi memoria no me traiciona) 5 galletitas y que, a su vez, cabía en mi bolsillo ‘guardapólvico’ como si los diseñadores de una y otra cosa hubieran previsto la relación perfectamente lineal entre infante en la escuela y galletitas a manducar.
También las galletitas Lincoln gozaban de tan ‘paquete’ paquetín. Y si se piensa un instante, estos envoltorios coincidían con el tamaño habitual de los alfajores, otro clásico recreo-escolar. Pero a las Manón y a las Lincoln en packaging petit nunca más volví a verlas…
snif
Tras evocar esto, recordé luego una charla que tuvimos hace unos meses con Cerebro Magnético, en la que su memoria auxilió a la mía cuando quise referirme a unos más que sabrosos chocolatitos que venían en unos paquetes/moldes: los ‘Popsy’ (según él, y le creo porque es una eminencia en cuestión de golosinas).
Aquel día hicimos una larga lista mental de golosinas viejas y entrañables. Sin embargo, he de decir que más que los chocolates, alfajores, galletitas y esas cosas, mi especialidad/perdición son los caramelos, siempre lo han sido. Duros o masticables o incluso en pastillas, mi infancia/adolescencia es una concatenación de ellos, pues puedo recordar varios pasajes de mi vida merced al caramelo que saboreaba en aquella época...
Porque, claro, es un vicio que se desarrolla por ciclos, son como modas personales: una época de Sugus, otra de Palitos de la selva, otra de Billiken, Suchard ácidos, Fizz, Stani (en especial los de frutilla con crema o los de menta rellenos con menta que no los importan más y la reglucosísima glucosa que los remil parió), Gotitas de amor, Dorins, Mogul, Mielcitas, DRF, Punch, enorme ETCÉTERA.
Hoy por hoy, además de los mencionados, hay un par que me gustan bastante, pero siento que la industria ha bajado un poquitín la calidad y afloran muchos caramelos de sabores pavos y/o dietéticos que no son más que un insulto a la esencia carameril per se… Pero bueno, en fin, esto se puso largo y yo sólo quería saber si hay alguna golosina en particular que te traiga recuerdos específicos de algún momento o etapa de tu vida. “Dinos qué golosina comías y nos dirás cómo eras”, ése es el lema de los commentaria.


Y además, de paso, ahora ya saben: si se trata de endulzarme el día, nada más simple que un buen caramelo para hacerme feliz.

8 Comments:

At 20/9/07 21:21, Blogger Begonia Loverraine. said...

El jardin a la hora de la merienda y la primaria (sobre todo primero y segundo) a la hora del recreo tenían un aroma que al día de hoy siento a la altura del pecho. No se cómo pero lo olfateo ahí y cada año que pasa se pierde más ese olor, como que tengo que hacer más esfuerzo, tomar más aire, cerrar los ojos fuerte. Es un olor que sentía al abrir el bolsillo de mi mochila o el elástico de mi bosita cuadrillé. A manón, a alfajor o a palitos salados. Podría comprarme lo mismo ahora y no uelen igual, ni tampoco es igual su gusto, el alfajor bagley blanco me hacía babear desde al mismo paquete, es más, me gustaba más el envoltorio color crema y luego ese olor al abrirlo que se parecía tanto al olor de la zapatería de mi papá. Tampoco entiendo esto. Aclaro.
Ahora viene con otro envoltorio y otro gusto. Lo perdió casi todo. Lo mismo con el jorgito blanco, ese azucar impalpable era como un sueño, un flotar, como la nube de Heidi, no se... las cosas son otra cosa hoy. No creo que sea culpa de crecer. la respuesta es menos filosofilosófica-poética. Creo que simplemente la materia prima, la calidad, las manos de obra, y las intenciones son otras.

El nusini, el helado cola de tigre, las tutucas (que a veces compro), los chocolatines suchard rojo, los cigarrillos de chocolate, los topolin sorpresa, y todos los que nombrás, sobre todo esos moldes de chocolate que tampoco logro recordar nítidamente pero que han dejao hueia.

Mi fobia a los media hora...

Ahora la infancia recibe gustos superfluos, que quizá no dejen la misma marca en los futuros adultos de este mundo lleno de agua. Hay cosas ricas en todos los quioscos, pero son snacks, rápidos, sin demasiadas pretenciones, sin demasiado de nada, golosinas libianas con tatuajes del hombre araña. Porque alguien habrá pensado que ya para elaborada y llena esta la vida y el pensar profundo y el digerir rápido para seguir caminando por la misma cuadra del kiosco hacia el destino. Y se corrió la bola. Y llegó a oídos de mi bagley blanco y los demás.

Bego.

Pd reafirmo todo lo que puse, estoy pila.

 
At 20/9/07 21:51, Blogger Begonia Loverraine. said...

Para recordar aquellas épocas...

tanto caramelo, me quedé pegoteada a la infancia che...

http://www.youtube.com/watch?v=9FCXQvPb9WE

y

http://www.youtube.com/watch?v=rz_5codSkso&mode=related&search=

Ay! aunque no lo crean estas imágenes me emocionan mucho.

Bego.

 
At 20/9/07 23:19, Blogger Tomás Grounauer said...

Los mogul son gloriosos cuando están "al dente", es decir semi duros. O en todo caso, que ofrecen una resistencia a los voraces molares.

 
At 21/9/07 09:16, Blogger Fodor Lobson said...

hummmm mi srecuerdos carameriles nada que ver con los de uds, por una cuestión hemisférica básicamente... Mi caramelo preferido eran las Canicas que es como allá se llaman las bolitas de vidrio para jugar...
El caso que las canacas venía en un packaging alargado y transparente dentro del que había 10 canicas de colores y sabores diversos, en general sabores ácidos, de naranja, limón, piña (anana), cereza ... El paquete de canicas costaba un duro (5 pesetas). Con el tiempo en lugar de ecaracerse, fue reduciéndose, a 8 primero, luego a 6, a 5 y finalmente a 4. De ahí en adelante le perdí la pista, debo haber cambiado de caramelo...

 
At 21/9/07 12:04, Blogger .:r0h! said...

Seh. Me confieso adicta a los caramelos masticables y en mi época solía consumir unos Billiken que venían en una cajita de cartón, generalmente con la estampa del oso Yogui o Don Gato y su pandilla. Además estaban espolvoreados con una especie de azúcar impalable que les daba el toque final.
Algo con lo que lloro de la nostalgia es el Bazooka en pomo o el chicle Jirafa. Los helados Patalín y Frigodedo...
En mi cabeza dan vueltas miles y miles de golosinas con las que cercí y a las que extraño horrores. Soy golosinera confesa y siempre, pero siempre un caramelo me pone de buen humor.

 
At 21/9/07 20:04, Blogger Begonia Loverraine. said...

¿no sabías que "Patalín" volvió?, fijate en tu kiosco amigo!!!

Igual segun las malas lenguas es más chico que el original...

Beg.

 
At 23/9/07 10:06, Blogger Psicodélica star said...

¡Qué tiempos aquellos!

Fanática de las golosinas, como me declaro, volveré con toda la lista de las cosillas que me deleitaban en la niñez.

Ahora me subió la glucemia mental.

 
At 25/9/07 22:01, Blogger Carpe diem said...

Begonia: Qué de recuerdos, eh?! Nussini, lo tenía olvidado, ¡qué sacrilegio! Gracias por recordármelo, ahora relamo el recuerdo. ¿Recordás el helado de la Pantera Rosa? No era muy conocido, pero a mí me encantaba. En fin, saludos glucostálgicos.

Cerebro: Aaaaamén. Es cierto, tanto como que odio que los sugus o los palitos de la selva estén hechos una roca.

Fodor Lobson: Por lo que describe, usted está haciendo referencia a los bienamados BOLONES, otro clásico que Psicodélica me señalaba el otro día como olvidado. Eran (y son, de hecho le tengo apostado a ella que siguen en circulación) riquísimos.

.:r0h: Oh, sí, el Bazooka en pomo, el polvito de los Billiken... chicle Jirafa tengo visto hace no demasiado, eh, ojo al piojo. Y ahí Begonia le chifla que el Patalín is back.

Psicodélica star: ¿Te cachó un coma glucoso? Digo, como dijiste que volvías y nunca reapareciste... “Te espero siempre, mi amor”.

Saludos gente golosa, me voy a saborear un alfajor Bon o Bon blanco, sí, ¿y qué? :-P

Al brazo

C.

 

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