Día de MIERDA

Mis vacaciones fueron fabulosas, breves pero gloriosas, con la dosis justa de todo lo bueno. Pero tenía que llegar el puto 8 de abril, fecha que detesto desde lo más profundo de mi alma. ¿Por qué pareciera que siempre algo debe acabar el 08/04?
El consuelo suele ser que, indefectiblemente, todo termina en algún momento, tanto lo bueno como lo malo. ¿Pero quién carajo sufre cuando se acaba lo malo?
Tengo bronca, y mucha, y desde ya que mi humor no se debe únicamente al fin de las vacaciones. Tengo ganas de patear algo, de pegarle un par de trompadas a la pared y putear bien fuerte. Debo hacer un esfuerzo atroz por aplacar mi ira y recuperar mi paz (se aceptan recomendaciones para descargar y/o anular mi incipiente belicosidad).
En fin, ya se me pasará, ya me calmaré, ya vendrán otras oportunidades, otros momentos, ya padeceré lo que deba padecer y la vida continuará, ob-la-di, ob-la-dá... pero mientras tanto, que a nadie se le ocurra venir a decirme “Felices Pascuas”, porque en una simple ceremonia habré de meterle un huevo de Pascuas en el culo. ¿Estamos?

(Sale Carpe refunfuñando y masticando su furia con puteadas varias)