Très bien ensemble
“No enamorarnos” es la regla de nuestro silencioso juego... ¿o era el objetivo? Poco importa, es práctica-mente lo mismo dado que a eso jugamos y con ese parámetro nos guiamos. Como nadie gana nada, lo indispensable es no perder; ése sería el grave error que ni vos ni yo iremos a cometer.
Bien sabemos por qué decidimos jugar a esto. Tan calculada es nuestra excusa que debemos hacer grandes esfuerzos por auto-engañarnos y convencernos de que así estamos bien. La distancia será la que nos demuestre cuán inteligentes fuimos al montar esta farsa.
Nuestro silencio encierra todo esto (y más). El problema es que nos conocemos tan bien que, al mirar tus ojos azules, sé con claridad que estás callando lo mismo que yo: lo absurdo del juego, lo absurdo del silencio, lo absurdo de la palabra.