Una cuestión lingüística
Intento que no se me note, mas llega un punto en que se hace imposible. Me están pasando cosas bastante atípicas y ésta es sólo una de ellas. Esto último comenzó este fin de semana —exactamente el sábado— y es la causa de que no haya posteado nada hasta hoy.
Ella es la culpable. Ella se la llevó consigo hasta el domingo que viene. Y entonces yo me quedé sin un elemento casi vital de la comunicación española. No hay vuelta lingüística que me salve, todo tiene su límite. No puedo sin la ee, la necesito indefectiblemente en infinitivos al menos, y sin ella no voy a ningún lado.
Mantene un diálogo común y coiente con ota pesona está fuea de mis alcances. Clao, paezco idiota y me da mucha vegüenza. Si no me ceen, lean en voz alta este texto y me compendeán.
No, no se tata sólo de un poblema de ponunciación, lo que pasó es que ella me la boó del ceebo y dejó allí un hueco. Soy consciente de que falta, peo no tengo a mi disposición la heamienta que se pecisa paa usala.
En el teclado no la veo, leela no puedo, tampoco escibila y decila menos que menos. Lo peo de todo es que la escucho, peo no po eso puedo epoducila. Un hoo!!!
Sin embago, hay un lado gacioso: ella ahoa tiene todo el tiempo dos. Y si quiee deci el advesativo “peo” (mas), po ejemplo, temina diciendo “peo” (es deci: “can”, el animal que lada, en fin, ustedes sabán compende).
Yo de última puedo ecui al uso de apóstofes o guiones cuando veo que no se entiende nada (ej: ecui = _ecu__i_) y mal que mal se me podá lee. Peo ella, jajaja, coiendo, desespeada va a veni a devolvémela.
Eso sí, en el póximo intecambio lingüístico que tengamos tendé más cuidado, cietamente.