Mi lamparita amarilla

¡Qué mala suerte, che! Primero pierdo mi unicornio azul y ahora me roban la idea. Bueno, en fin, ya saben, si alguien sabe de ellos, le ruego información...
“I’ve got to find a place to hideaway / far from the shadows of my mind.”
Acá les va un ejemplo de lo que pasa cuando se postea algo sin haberle dedicado un par de minutos más de atención al proceso de creación; pero bueno... como son ejercicios, me doy el permiso.
Acusadme si queréis de falta de inspiración, que no habré de hacerme cargo de tal vil patraña, que ideas tengo varias pero soy un tanto perfeccionista, por lo que a veces las dejo en el tintero, madurando hasta que estén bien a punto. Tampoco voy a andar estresándome si no hago a tiempo de cerrar algunos post que tengo en mente, ¿no?
Tenía un peculiar problema: frecuentemente coordinaba a la vez que no coordinaba, sin necesariamente caer en la descoordinación. Para explicar esto quizás convendría analizar primero el significado de la palabra “coordinación”, ¿no? Pues esto es lo que dice la RAE:
Coordinación
(Del lat. coordinatĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de coordinar.
2. f. Gram. Relación gramatical que existe entre palabras o grupos sintácticos del mismo nivel jerárquico, de forma que ninguno de ellos esté subordinado al otro.
Entonces, quizás se podría simplificar diciendo que coordinaba mal. He aquí dos ejemplos con los que creo que el planteo queda claro y no es necesario que agregue nada más:
Menudo problemita, ¿eh?
Mi madre sabe muchas cosas, entre ellas: cuánto la quiero y cuánto me apasiona la Fórmula 1. Por eso no se ofendió cuando la invité a almorzar tempranito, así podía ver al menos la última hora de carrera (que arrancaba a la 1). Esa clase de cosas que sólo las madres suelen aceptar con naturalidad.
Uno más y van...
El 15 de agosto, varios amables lectores de “A place to hideaway” y yo comenzamos a escribir el segundo cadáver bloxquisito. Dicho con otras palabras: hace 2 meses que estamos creando nuestro propio monstruito.
Ayer fue 9 de octubre, fecha en la que nació John Lennon, allá por 1940. Con un día de demora, ya que ayer no hice a tiempo (y hoy casi casi tampoco), dejo aquí lo que me parece un excelente regalo que Yoko le ha estado preparando hace un par de meses: una manifestación por la paz. Me uno a ella y te invito a formar parte. Give peace a chance!
Join the biggest online peace demonstration
Entre que dejo de estornudar (atchís), duermo finalmente un poco y le doy descanso a las dos pobres neuronas que aún me funcionan, les dejo algo para que hagan en sus casas o donde sea que estén, tanto solos como en grupo y/o en pareja(s):
Para empezar octubre (cf. infra) con tutti —y a modo de mimo personal por lo arduamente laburado en septiembre—, encaminé mis pasos a una disquería y adquirí mi bonito ejemplar del último disco de Manu Chao. Sépase que no soy pirata, sino que soy de comprar los álbumes que me interesan... algunos podrán tratarme de imbécil por ello, pero en mi opinión estoy haciendo lo más correcto y todavía nadie pudo convencerme de lo contrario.
Nunca termino de responderme del todo por qué (y dudo que pueda hacerlo aquí), pero sé que si hay un mes que me gusta, pues ése es octubre. Entre los esbozos de razones que puedo balbucear, alego que el número 8 me puede (y todos los chistes que puedan hacerse al respecto me resbalan, balan, balan).
“Che, Carpe, estás meando (otra vez) fuera del tarro...” —podrá quizás decirme alguien— “¿Qué ocho ni qué ocho cuartos (ni qué 2 enteros o cualquier otra posible fracción, como disertara otrora Ramiro)?”
Si te sale algún comentario similar, es que no leíste un viejo post mío titulado “Diciembre”, o bien no lo recordás, y eso ya puede ser más grave si de cuestionar a tu memoria se trata. Por consiguiente, no voy a detallar nuevamente el asunto y me limitaré a continuar con el razonamiento inicial sabiendo que con ese link podrás quitarte la duda.
En octubre comienza a cambiar el aire, la primavera realmente se empieza a sentir y me da la sensación de que verdaderamente se inicia un nuevo ciclo. Si yo fuera Julio César, haría que el año empezara en octubre (y que el latín vuelva a ser la lengua oficial). Pero bueno, ya estoy escribiendo idioteces... yo avisé que era un balbuceo de razones, aunque mejor hubiera sido la palabra ‘divague’.
Hoy llueve a cántaros (expresión que me gusta tanto como octubre) y pienso que nada mejor para empezar un ciclo que una buena limpieza... por eso ayer limpié mi pieza y mi cabeza (así además rimaba), ya era hora.
La grata visita de Cerebro tuvo a bien interrumpir la polvareda que estaba levantando, así que medio que quedé a mitad de camino (medio+mitad= ¿terminé o hice sólo 1/4?); por lo tanto, hoy debo continuar y muy probablemente algún que otro día más.
Quizás, en una de esas, termine junto con la lluvia y octubre me guiñe un ojo... “¿No ves que va la luna rodando por Callao? Que un corso de astronautas y niños, con un vals, me baila alrededor... Bailá, vení, ¡volá!”
Ejem, piré. En fin, feliz octubre para vos también.